17 Entonces él dijo: He visto todo Israel disperso por los montes como
ovejas sin pastor. Yahveh ha dicho: «No tienen señor; que vuelvan en paz
cada cual a su casa.»
18 El rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te dije que nunca me anuncia
el bien sino el mal?»
19 Dijo Miqueas: «Escucha la palabra de Yahveh: He visto a Yahveh
sentado en un trono y todo el ejército de los cielos estaba a su
lado, a
derecha e izquierda.
20 Preguntó Yahveh: “¿Quién engañará a Ajab para que suba y caiga
en Ramot de Galaad?” Y el uno decía una cosa y el otro otra.
21 Se adelantó el Espíritu, se puso ante Yahveh y dijo: “Yo le
engañaré.” Yahveh le preguntó: “¿De qué modo?”
22 Respondió: “Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos
sus profetas.” Yahveh dijo: “Tú conseguirás engañarle. Vete y hazlo así.”
23 Ahora, pues, Yahveh ha puesto espíritu de mentira en la boca de
todos estos profetas tuyos, pues Yahveh ha predicho el mal contra ti.»
24 Se acercó Sedecías, hijo de Kenaaná, y dio una bofetada a Miqueas
en la mejilla diciendo: «¿Por qué camino se ha ido de mí el
espíritu de
Yahveh para hablarte a ti?»
25 Miqueas replicó: «Tú mismo lo verás el día en que vayas
escondiéndote de aposento en aposento.»
26 El rey de Israel dijo: «Prende a Miqueas y llévaselo a Amón,
gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey.
27 Y les dirás: Así habla el rey: Meted a éste en la cárcel y racionadle
el pan y el agua hasta que yo vuelva victorioso.»
28 Dijo Miqueas: «Si es que vuelves victorioso, no ha hablado
Yahveh por mí.»
29 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, subieron contra Ramot de
Galaad.
30 El rey de Israel dijo a Josafat: «Yo voy a disfrazarme para entrar en
combate, mientras que tú te pondrás tus vestidos.» El rey de Israel
se
disfrazó para entrar en combate.
31 Ahora bien, el rey de Aram había ordenado a los jefes de los
carros: «No ataquéis ni a chicos ni a grandes, sino tan sólo al rey de Israel.»
32 Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Seguro
que es el rey de Israel.» Y le rodearon para cargar sobre él. Pero Josafat
gritó.
33 Y viendo los jefes de los carros que no era el rey de Israel
se
apartaron de él.
34 Entonces un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel
por entre las placas de la coraza, y el rey dijo a su auriga: «Da la vuelta y
sácame de la batalla, porque me siento mal.»
35 Arreció aquel día la batalla y el rey fue sostenido en pie en su carro
frente a los arameos, y a la tarde murió; la sangre de la herida corría por el
fondo del carro.
36 A la caída del sol se corrió un grito por el campamento: «Cada uno
a su ciudad, cada uno a su tierra.
37 El rey ha muerto.» Llegaron a Samaría y allí sepultaron al rey.
38 Lavaron el carro con agua abundante junto a la alberca de Samaría
y los perros lamían la sangre y las prostitutas se bañaron en ella, según la
palabra que Yahveh había dicho.
39 El resto de los hechos de Ajab, todo cuanto hizo, la casa de marfil
que edificó, todas las ciudades que fortificó ¿no está escrito en el libro de
los Anales de los reyes de Israel?
40 Ajab se acostó con sus padres y reinó en su lugar su hijo Ocozías.
41 Josafat, hijo de Asá, comenzó a reinar en Judá el año cuarto de
Ajab, rey de Israel.
42 Josafat tenía 35 años cuando comenzó a reinar y reinó veinticinco
años en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, hija de Siljí.
43 Siguió en todo el camino de Asá, su padre, sin desviarse de él,
haciendo lo recto a los ojos de Yahveh.
44 Con todo, no desaparecieron los altos; el pueblo seguía
sacrificando y quemando incienso en los altos.
45 Josafat estuvo en paz con el rey de Israel.
46 El resto de los hechos de Josafat, la bravura que demostró y las
guerras que sostuvo ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de
Judá?
47 Barrió de la tierra a todos los consagrados a la prostitución que
habían quedado en el país en los días de Asá su padre.
48 No había rey establecido en Edom.
49 Josafat hizo una flota de Tarsis para ir a Ofir por oro, pero no fue,
porque se destrozó la flota en Esyón Guéber.
50 Entonces Ocozías, hijo de Ajab, dijo a Josafat: «Mis siervos irán
con tus siervos en la flota», pero Josafat no quiso.